jueves, 26 de marzo de 2015

ABANDONO

Aletargado y con la mirada estática.
Todo ocurrió en la noche del martes cuando ella lo soltó de la mano, corrió libremente como las aguas turbias del río y le gritó a la distancia, sin detenerse y sin mirar atrás, “ya no quiero nada contigo”. Él, aletargado y con la mirada estática, sólo pudo pronunciar, sin que nadie lo notara, “no me digas esa vaina”. 

FIN.